Es justo ahí donde se genera una pequeña corriente de aire que consigue eliminar el calor residual de nuestro cuerpo que absorbe la prenda oscura. Este fenómeno se llama convección y consiste en el movimiento de fluidos, en este caso, el aire, para transportar el calor de un lugar a otro.
¿Y esto en qué se traduce? Pues en una corriente de aire fresco que nos ayuda a ventilar y combatir el calor de una manera mucho más eficiente.
Entre muchos otros estudios científicos, destaca uno de la revista ‘Nature’ que desmitificó la idea de que la ropa oscura nos da más calor. Se trata de un estudio llevado a cabo en el desierto del Sinaí (Egipto), uno de los lugares en los que habitan tribus de beduinos.
Los investigadores de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Tel-Aviv llegaron a la conclusión de que el calor adicional absorbido por las túnicas negras se pierde antes de llegar a la piel.
¿Y por qué? De nuevo, por la convección. Un efecto que también se da en las tiendas de esta tribu nómada, que son igualmente de colores oscuros.
Como la tela oscura absorberá mejor la radiación solar, la sombra que genera es de mayor calidad que con una tela blanca. Y para evitar que el calor se quede en el interior, los beduinos abren la tienda completamente.
El aire caliente se vuelve menos denso y se eleva antes de salir de la tienda desde arriba. Una vez más, se genera un movimiento de convección que renueva constantemente el aire de la tienda, incluso sin viento.