Las gemelas mallorquinas Adrados Buades comenzaban a jugar al pádel a los 9 años al ver cómo su padre disfrutaba practicando el deporte de la pala. Siete años después, tal vez, sea él quién se deleite viendo jugar a sus hijas, o no, porque algunos padres sufren lo indecible.
El caso es que estas hermanas llevan siete años en los que apenas se han separado, por lo que al pádel se refiere, y han trabajado duro, muy duro para estrenarse en el World Padel Tour y, más concretamente, en los Challenger.
El pasado año jugaban su primer torneo del circuito profesional en Calanda. Luego tomaban parte en el Sardegna Open. Y, ya en octubre, retomaban los Challenger en Albacete y Alfafar. Su mejor resultado, octavos de preprevia en el Albacete Challenger.
Pero para ellas, ésta su nueva aventura ha supuesto todo un cambio. Un cambio necesario y que requiere mucho trabajo y sacrificio para todos/as aquellos/as que, como ellas, quieren jugar al pádel al más alto nivel y junto a los/as mejores.
Su sueño es seguir jugando juntas en el circuito profesional. Por el momento, tratarán de jugar todos los Challenger y pruebas World Padel Tour en las que consigan meterse con los puntos que ya tienen y vayan acumulando. Quién sabe si no estamos ante un remix de las Sánchez Alayeto y Triay, sus jugadoras a seguir.
Su gran ventaja es que tanto Alba como Julia pueden jugar indistintamente al ’drive’ o al revés, y jueguen del lado que jueguen, siempre se entienden a la perfección. Será que definitivamente esto de ser gemelas aporta un plus a la pareja que la hace sumamente competitiva.